Volumen 7 / Nro. 19 / Enero – abril
2025 / ISSN: 2708-6305 / ISSN-L: 2708-6305 / Pág. 11 - 20
Alfabetización climática en la formación inicial docente
Climate
literacy in initial teacher training
Raúl Calixto Flores agenda3020@gmail.com https://orcid.org/0000-0001-7940-3299 Universidad Pedagógica Nacional, Ciudad de México, México |
Daniela Reyes Martínez danielareymar@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-1867-0999 Universidad Pedagógica Nacional, Ciudad de México, México |
https://doi.org/10.61287/warisata.v7i19.22
| Artículo recibido: 24 de septiembre 2024 | Arbitrado: 15 de octubre
2024 | Aceptado: 03 de noviembre 2024 | Publicado: 05 de enero 2025
RESUMEN
Ensayo que aborda de forma reflexiva el cambio climático en las escuelas
como un reto complejo debido a la naturaleza global y multifacética de este
fenómeno. Se estima que simplificar este problema puede llevar a soluciones
incompletas o inadecuadas. Es fundamental que los estudiantes comprendan que el
cambio climático trasciende fronteras y afecta a todo el planeta. Además se explica que en la
formación docente, resulta esencial profundizar en las causas del cambio
climático, vinculadas a nuestros estilos de vida, y explorar estrategias
prácticas para mitigar sus efectos a nivel local. Al promover un pensamiento
crítico y una comprensión integral del problema, podemos empoderar a los
futuros docentes para que guíen a sus estudiantes hacia una ciudadanía más
consciente y comprometida con la sostenibilidad ambiental.
Palabras clave: Biodiversidad; Cambio
climático; Educación ambiental; Estrategias; Alfabetización
ABSTRACT
Essay that reflectively addresses climate change in schools as a complex challenge due to the
global and multifaceted nature
of this phenomenon.
It is estimated
that simplifying this problem can lead to incomplete or inadequate solutions. It is essential
that students understand that climate change transcends borders and affects the entire
planet. It is also explained
that in teacher training, it is essential
to delve deeper into the
causes of climate change, linked to our lifestyles,
and explore practical strategies
to mitigate its effects at the local level. By promoting critical
thinking and a comprehensive understanding
of the problem,
we can empower future teachers to guide their students towards a more aware citizenship committed to environmental sustainability.
Keywords: Biodiversity; Climate
change; Environmental education; Strategies; Literacy
INTRODUCCIÓN
Desde la inclusión del campo de la educación ambiental en el currículum
escolar, se han venido realizando escasos esfuerzos para investigar sobre las
propuestas de formación de docentes en este campo. En la Estrategia Nacional de
Educación Ambiental para la Sustentabilidad en México (SEMARNAT, 2006) se
realizó un diagnóstico del subsistema de educación normal, haciendo evidente la
“ausencia de programas de formación docente en temas ambientales y sobre la
sustentabilidad” (p. 99). Esta carencia de programas específicos en educación
ambiental en las instituciones educativas ha demandado una atención inmediata.
Este vacío no solo obedece a un compromiso ético con las futuras generaciones,
sino también a una apremiante necesidad frente a los desafíos ambientales
globales. En una investigación realizada con estudiantes normalistas (Calixto
2024), se detectó la necesidad de formar a los futuros docentes del nivel
secundario en educación ambiental. Información semejante es encontrada también
por Dussel (2020); Praça, do Nascimento, Ferreira, Torralbas y Cervantes (2021); Serna, Guerrero y Salgado
(2023).
En los resultados de los estudios referidos se ha evidenciado que la
formación de los futuros docentes en educación ambiental es mínima, pero
también se hace evidente la importancia de las estrategias didácticas
colaborativas en educación ambiental, a través de las cuales es posible
promover procesos de análisis y discusión de diversos contenidos relacionados
con esta educación con los estudiantes normalistas. A partir de las
investigaciones mencionadas, se tiene el supuesto de que a través de la alfabetización
climática será posible fomentar en los estudiantes una conciencia ambiental, la
cual puede llegar a ser la base para generar comportamientos pro-ambientales y de respeto hacia el medio ambiente.
En las investigaciones referidas a la formación inicial docente, se ha
observado la preocupación por la carencia de los fundamentos de la educación
ambiental en los planes y programas de estudio, así como la escasez de
contenidos que aborden los problemas ambientales.
En los resultados de la investigación de Calixto-Flores (2024), se
observa en los estudiantes normalistas una simplificación del significado del
cambio climático, al reducir su explicación a las variaciones de temperatura.
En general, los estudiantes se circunscriben a una parte del fenómeno
climático. Además, se evade en la formación de los estudiantes, el abordaje de
la dimensión social del cambio climático, lo cual se refleja en la ausencia de
una mejor explicación de los factores que inciden en la inmovilidad política
para enfrentar sus causas. El cambio climático ha sido un fenómeno natural que
ocurre a diferentes escalas de tiempo, sin embargo en
los últimos dos siglos se ha acelerado por la explotación intensiva e
irracional de los recursos naturales y el uso excesivo de combustibles fósiles
que dan lugar a la emisión de los gases con efecto invernadero, por lo que se
considera como de origen antropogénico. Las manifestaciones del cambio
climático son cada vez más frecuentes, afectando por igual a todos los países,
sin importar fronteras; sin embargo, se observa una mayor vulnerabilidad en los
países del hemisferio sur, al poseer una menor cantidad de recursos económicos
y de infraestructura, que les posibilite salvaguardar la salud ambiental y las
condiciones que hacen posible el desarrollo de los ecosistemas. Es evidente la
falta de una democracia económica, del ejercicio de los derechos humanos, al
acceso a la justicia ambiental en amplios sectores de la población mundial. El
medio ambiente, están alterando y perturbando a pasos agigantados, aumentando
la vulnerabilidad de amplios sectores de la población a los efectos del cambio
climático. Las transformaciones son múltiples, diversas, sincrónicas y
diacrónicas, impide una prevención o respuesta oportuna de las comunidades. Es
probable que el siglo XXI sea definido por la crisis climática: la economía y
la política mundial son moldeadas por la lucha de obtención de mayores
cantidades de energía y recursos; la salud humana está íntimamente ligada a la
calidad del aire, acceso a agua limpia; la biodiversidad está disminuyendo
abruptamente; y los humanos luchan para encontrar su lugar (física, metafórica,
espiritual y éticamente) en un paisaje ecológico marcado por el cambio
climático antropogénico (Riley, 2014). La crisis climática, producto de la
acumulación de la riqueza de reducidos sectores la población, a costa de la
explotación desmedida de los bienes naturales, ha sido una realidad, que
producirá cambios sustanciales en el metabolismo del planeta tales como la
alteración de los ciclos biogeoquímicos, el cambio en los patrones climáticos y
los desplazamientos masivos de especies, incluidos los seres humanos.
A pesar de ello, persiste una apatía social y política en los gobiernos,
lo que acelera la inercia de los impactos desfavorables hacia el medio
ambiente. El IPCC (2022) estima que aumentarán los impactos del cambio
climático en los ecosistemas, la biodiversidad y los sistemas humanos. En los
sistemas humanos, afecta a las viviendas, el acceso al agua potable y
alimentos, las actividades económicas y laborales, las vías de comunicación y
transporte, y la salud humana.
El cambio climático es un objeto de estudio difícil de abordar en las
escuelas, sin embargo es necesario visualizarlo en su
complejidad, ya que el medio ambiente no tiene fronteras, las afectaciones al
sistema climático se perciben en todo el planeta. Se corre el riesgo, de
simplificar las acciones para resolver este fenómeno.
En la formación de docentes, al igual que en otros ámbitos educativos,
se requiere “explorar la naturaleza compleja del problema climático y sus
causas asociadas al modo de vida, debatir sobre vías apropiadas a su alcance
para contribuir a superar las implicaciones más negativas en su vida cotidiana
y tomar decisiones para intervenir en lo local” (González-Gaudiano,
2019, p. 10). Los estudiantes normalistas señalan sobre todo las afectaciones
del cambio climático en las condiciones de vida de las personas; predomina la
mirada antropocentrista; sin embargo, no se abordan las estrategias de
prevención, adaptación o mitigación. Se desconocen o no se les confiere
importancia, a los análisis de los riesgos que implica la crisis climática. Los
estudiantes al abordar el cambio climático utilizan expresiones parciales de
este fenómeno, que se restringen a la inmediatez, olvidando la complejidad del
este fenómeno ambiental; los ejemplos que promocionan los estudiantes se
limitan a las experiencias locales. A partir de estos referentes iniciales, el
presente ensayo tiene el propósito de reflexionar sobre la importancia de
incorporar la alfabetización climática en los programas de formación inicial
docente.
La alfabetización
En América Latina, sin duda, las aportaciones de Paulo Freire, son
múltiples y profundas. Entre las que se encuentra su propuesta de
alfabetización derivada de la pedagogía de la libertad. Freire (1968) considera
como punto de partida superar la concepción prevaleciente de la analfabeta, por
aquella que lo delimita como una explicación fenomenlógica
que refleja la estructura de una sociedad en un momento histórico dado. Ser
analfabeta no es una condición, es un producto derivado de la situación social
y cultural donde vive, de la información que recibe a través de los distintos
medios de comunicación y el papel reduccionista de ciudadanía que se le impone
a través de diversas instancias sociales. De forma cotidiana se están
divulgando contenidos erróneos y dañinos sobre el clima (Solís-Espallargas & Morón-Monge, 2020), con lo cual se
distorsiona la realidad sobre el clima. La desinformación y las fake news sobre el cambio
climático forman parte de campañas de desinformación que llevan varias décadas
(Stevenson, Nicholls & Whitehouse, 2017).
Según Freire (1968), la alfabetización trasciende la mera adquisición de
conocimientos. Implica “superar su comprensión ingenua y desarrollar la crítica
a partir de la praxis y la reflexión.” Esta perspectiva sugiere que la
alfabetización fomenta un acercamiento crítico a la realidad, tanto natural
como social, permitiendo la producción de conocimiento a partir de dicha
realidad y facilitando la integración de los individuos en su entorno. En este
sentido, alfabetizar es equivalente a concienciar. De cierta forma, todos somos
analfabetas en algo, o tenemos distintos niveles de analfabetismo, que en
ocasiones nos hace comportamos como “sabios aficionados”, expresión con la cual
Moscovici (1979), hace referencia a los sujetos que convierten del conocimiento
científico, en conocimiento de sentido común, y que generalmente se integra de
aproximaciones conceptuales. Es así posible encontrar analfabetas en temas
científicos, ecológicos, oceánicos, energéticos, ambientales y/o climáticos,
entre otros.
Bauer y Gaskell (1999) distinguen dos modelos para analizar la forma en
que el conocimiento científico permea en la sociedad: de déficit y
reconstrucción creativa. El modelo de déficit se centra en los sesgos que
deterioran el conocimiento científico al transformarse en “ciencia popular”,
identificando los déficits que puede generar en una comunicación ineficiente o
errónea del conocimiento científico disponible, y por
ende, una inadecuada apropiación y representación de este conocimiento entre
los miembros de una población. En este modelo, el objetivo de una acción
educativa (alfabetizadora) se orienta hacia la obtención de la apropiación de
un objeto científico por una determinada sociedad o colectivo social fuera lo
más fiel posible a la representación científica. Por otro lado, el modelo de la
reconstrucción creativa implica un proceso por el cual el sentido común
(re)construye y reelabora a través de metáforas, asociaciones, imágenes, etc.
Una representación del objeto difundido por los expertos. En este sentido, y de
acuerdo con la teoría de las representaciones sociales, los productos
cognitivos son el resultado de la intervención de las regulaciones sociales más
que de una información imperfecta (Moscovici, 1979), la alfabetización
climática en este sentido propicia una mejor comprensión del fenómeno
climático, pero también una mayor conciencia de su origen y efectos.
Con la alfabetización se “busca acortar la distancia que existe entre el
nivel de conocimientos del técnico o experto en la materia y de la información
con que cuentan los ciudadanos comunes, a fin de brindarles la oportunidad de
comprender cómo funciona el espacio donde habitan desde la perspectiva de
actores protagonistas y no de meros espectadores” (Inda, 2021, p. 41). El darse
cuenta de una situación que nos afecta, implica tomar decisiones y actuar en
consecuencia. En este sentido la pedagogía de la libertad constituye un
referente válido para propiciar esta alfabetización, lo cual se relaciona
estrechamente con el hecho de que el concepto de alfabetización no se encuentra
reducido al ámbito escolar, sino que está asociado a diversos agentes sociales con
intereses en transmitir también sus propias visiones del mundo (González-Gaudiano, 2002, p. 21).
La alfabetización climática implica tomar conciencia de la realidad
climática existente en el planeta, de tal forma que se rompa con el proceso de
alienación cultural, que provoca desinterés, desesperanza y acriticidad.
Es fundamental cuestionar la falsa creencia de que los problemas ambientales
pueden resolverse únicamente mediante la tecnología, sin considerar la
necesidad de un análisis crítico y una comprensión profunda de las
interrelaciones sociales y ecológicas. De acuerdo con Agosta y Cuetos (2023) “no
basta con abordar los desafíos ambientales tecno-científicamente, también es
necesario comprender las complejas interrelaciones sociales y económicas, como
la desigualdad social, que están interconectadas con la causa y el impacto de
estos problemas socioambientales” (p.3). se espera que, a través de un proceso
de alfabetización climática, los sujetos sean conscientes de la relación básica
entre el clima y la vida humana y que puedan evaluar la validez de un argumento
respecto a este tema. La alfabetización da la posibilidad de pensar y tomar
conciencia de que puede hacer algo, “liberación de la conciencia para que el
analfabeto se asuma como sujeto de la historia, de su historia que implica
poder posicionarse más adecuadamente en su momento y en su realidad social con
el mundo” (Guier, Rodríguez y Zúñiga, 2004, p.7).
De esta manera se destaca a la alfabetización como un proceso de
empoderamiento crítico, permitiendo a los individuos reconocerse como agentes
activos en su realidad social. Esta conciencia crítica es fundamental para
comprender y actuar sobre los desafíos climáticos, fomentando decisiones
informadas y acciones transformadoras hacia la sustentabilidad ambiental; por
lo que, en la alfabetización climática el papel de los docentes es fundamental
para enfrentar y superar el analfabetismo climático. Freire considera que la
alfabetización es antes que nada aprender a leer el mundo, a comprender su
contexto; es una relación dinámica que vincula lenguaje y realidad, es
“pronunciar” el mundo, es transformarlo (Freire, 1969), es decir que el proceso
de alfabetización va más allá de la mera adquisición de conocimientos,
extendiéndose hacia una transformación fundamental en la percepción y la
interacción del individuo con su entorno social y natural.
La alfabetización climática
El cambio climático presenta múltiples implicaciones culturales,
sociales y económicas para la humanidad, sin embargo, se carece de una
alfabetización climática; por lo que en el ensayo se abordará la importancia de
considerar la alfabetización climática dirigida a futuros docentes de educación
secundaria. Esta alfabetización pretende empoderar al alumnado con una
formación ciudadana que le permita la toma de decisiones guiada por el
conocimiento científico en vistas al desarrollo integral humano (UNESCO, 2017).
La alfabetización climática favorece la comprensión de los principios
elementales del sistema climático, de acuerdo con USGCRP
(2009), hace posible que las personas valoren la información científica
recibida sobre el clima, comuniquen adecuadamente sobre el clima y el cambio
climático.
En el ámbito pedagógico es posible identificar diferentes propuestas
para lograr una formación integral del ser humano, que los transforme en
creadores de su propio mundo. Una propuesta tradicional de alfabetización
climática, desde un país del hemisferio norte, se dirige al logro de cuatro
competencias a) al conocimiento del sistema climático como algo básico que se
debe poseer; b) valoración de la información científica, haciendo uso, entre
otras habilidades, del conocimiento previo sobre el clima; c) la competencia
comunicativa, con un conocimiento adecuado y actualizado del tema sobre el que
se pretende comunicar, entre otras destrezas lingüísticas, y la capacidad de
evaluar la información que se pretende transmitir; y d) la importancia de tomar
decisiones informadas y responsables sobre acciones que puedan afectar el clima
(USGCRP, 2009). Pero, también desde la mirada del
hemisferio sur, resulta fundamental incorporar la concienciación del origen del
cambio climático. La alfabetización climática además debe impulsar a pensar
positivamente en soluciones posibles y aplicables (Inda, 2021). La
alfabetización climática forma parte de la alfabetización ambiental, ¿cómo
educar?, si las personas se guían por información falsa o distorsionada sobre
el clima, se requiere crear a través de la alfabetización las condiciones
pedagógicas que propicien la reflexión, la praxis y la concienciación. La
alfabetización y la educación ambiental, son procesos formativos enmarcados en
una cultura ambiental, por lo que conllevan una serie de compromisos éticos y
políticos que se orientan hacia la construcción de alternativas que transformen
las relaciones inequitativas de la sociedad con el medio ambiente; se favorece
la construcción de una nueva cosmovisión del mundo, para comprender el origen y
efectos del cambio climático; en este sentido se hace necesario en la
alfabetización climática recuperar la teoría pedagogía de Paulo Freire que
articula la teoría con la práctica.
La cultura ambiental, debe conducirnos a una liberación en comunión,
promover la solidaridad y en las condiciones de emergencia planetaria a la
resiliencia social y comunitaria. Dejando a atrás el aislamiento, la
competencia y el individualismo, que se promueve en un modelo de desarrollo que
ha causado la emergencia ambiental del planeta. El mirarse como un todo, en lo
que lo humano y lo natural, tienen un mismo origen. Y que existe una
interdependencia entre todos los elementos que constituyen al medio ambiente.
En la alfabetización climática con base a un modelo de reconstrucción
creativa, se destaca el papel del profesorado para propiciar la construcción de
conocimientos, la formación de actitudes y fomento de valores. Estos espacios,
a menudo ignorados en planteamientos educativos tradicionales, ejercen una
influencia significativa en cómo los estudiantes conciben el mundo, la escuela
y el currículo establecido, así como en su modo de vivir y relacionarse con los
demás y su entorno. En este marco, resulta necesario reflexionar sobre las
acciones para desarrollar propuestas de intervención en la formación de
docentes.
La alfabetización climática es una acción intencional para la
realización de acciones que conducen al logro del desarrollo integral del
educando. La alfabetización tiene carácter teleológico: existe un sujeto agente
(educando-educador) existe el lenguaje propositivo (se realiza una acción para
lograr algo), se actúa en orden a lograr un acontecimiento futuro (la meta) y
los acontecimientos se vinculan intencionalmente (Touriñán,
2011, pp. 283-284).
La alfabetización no puede hacerse desde arriba hacia abajo, como una
imposición, “sino desde adentro hacia afuera, por el propio analfabeto, y con
la simple colaboración de educador” (Freire, 1969, p.108).
La concienciación implica la comprensión realista y correcta de la
ubicación de uno en la naturaleza y en la sociedad; la capacidad de analizar
críticamente sus causas y consecuencias y establecer comparaciones con otras
situaciones y posibilidades; y una acción eficaz y transformadora (Sanders,
1968). En este sentido la alfabetización y el conocimiento se encuentran
íntimamente relacionados, constituyendo formaciones discursivas que organizan
significados para pensar, para hacer y para ser en el mundo (González-Gaudiano, 2002, p. 22).
En la alfabetización climática, se integran los conocimientos, actitudes
y valores, abierta a la diferencia, a la diversidad y pluralidad de
racionalidades que definen y dan su especificidad e identidad a la relación de
lo material y lo simbólico, de la cultura y la naturaleza (Leff,
2001). Esta alfabetización busca articularse con la realidad de los individuos,
promoviendo una actuación consciente ante el cambio climático. En este sentido,
actividades que involucren el contacto y la apreciación directa de los espacios
naturales pueden desempeñar un papel fundamental al fomentar un pensamiento
crítico y una relación más profunda entre los individuos y la naturaleza. Estas
actividades pueden incluir excursiones educativas, programas de observación de
la naturaleza y proyectos de conservación en el campo. En nuestra sociedad,
permea un desconocimiento sobre múltiples cuestiones ambientales, entre las que
se encuentran los referidos al cambio climático; la alfabetización climática se
logra cuando se toma conciencia de la interdependencia del género humano con el
clima.
La integración de conocimientos, actitudes y valores para fomentar una
concienciación ambiental, se visibilizan en la propuesta de alfabetización
climática reconociendo los límites y efectos de los comportamientos del ser
humano (individual) y de la sociedad humana en su conjunto en el medio
ambiente.
Dupigny-Giroux
(2010) afirma que la necesidad de la alfabetización climática sea una actividad
formativa a lo largo de toda la vida e identifica seis retos importantes: 1) el
manejo y la comprensión de la terminología específica de la ciencia climática;
2) el papel de las concepciones erróneas; 3) la incorporación en el currículo
de todas las personas y no solo de estudiantes del ámbito científico; 4) la
importancia de los estilos de aprendizaje; 5) la formación y las capacidades
del profesorado y, 6) el papel de la experiencia vital de cada persona y las
forma de acceso a la información.
Estos retos implican pensar críticamente, desde una mirada compleja y
contextual la realidad ambiental y social, se coindice con el planteamiento de Dupigny-Giroux (2010), en la importancia de la formación y
las capacidades del profesorado, desde su formación inicial. Se requiere, a
través de la alfabetización climática:
…proveer
los conocimientos –desde una perspectiva transdisciplinar– necesarios para
entender el sistema climático en interacción con los sistemas socio culturales,
desde posicionamientos críticos que lean las determinaciones políticas y
económicas que están acelerando los efectos de manera sistémica. Así mismo, el
concepto de alfabetización climática se vincula con las actitudes
-emocionales/afectivas, cognoscitivas y conductuales- y con la generación de
ideas que posibilitan reflejar dicha alfabetización en realidad educativa, como
mecanismo de adaptación y transformación (Lopera- Pérez- y Villagrá
Sobrino, 2020, p. 82).
Esta propuesta rebasa la concepción positivista de alfabetización
climática, acorde a la mirada de Freire, se provoca la reflexión, crítica y
praxis. El punto de partida como lo señalan Lopera Pérez y Villagrá
Sobrino (2020), es el diagnóstico de las concepciones o corrientes de
pensamiento dominantes en el discurso de los participantes, identificación de
las actitudes ambientales y el conocimiento curricular y didáctico del
contenido, además, debe de integrarse los valores ambientales.
Alfabetización climática en la formación inicial docente
La formación tradicional de docentes se ha preocupado más por la
práctica y ejecución de tareas, por la transmisión de conocimientos y la
acumulación de información. Este modelo de formación se está transformado,
acorde a las necesidades de las sociedades del siglo XXI; cada vez más se
dirigen hacia la construcción de un ethos pedagógico.
En la alfabetización climática para los estudiantes normalistas, los
formadores de docentes tienen un papel central, ya que son quienes orientan el
sentido del trabajo pedagógico que desarrollarán los estudiantes; tomando entre
otros elementos el análisis de la realidad ambiental, en el que desarrollarán
su futura práctica docente; centrando la atención en las necesidades y
expectativas de la sociedad y de sus futuros alumnos. Esta realidad ambiental,
implica, que los docentes en formación reconozcan la crisis climática, que
abarca no solo cuestiones ecológicas, sino, también, la realidad social y
naturales donde se desenvuelven los niños y jóvenes. La alfabetización
climática ha de incluir a los valores ambientales; éstos son elementos
constitutivos de todo proceso educativo, de cambio, de desarrollo social “que
generan en él disposiciones (cognitivas y afectivas) favorables a éstos” (Yurén, 1995, p. 255). Estos valores pueden incluir la
responsabilidad individual y colectiva, el respeto hacia todas las formas de
vida, la solidaridad con las generaciones futuras, la equidad ambiental que
implica la distribución justa de los recursos naturales, la colaboración entre
individuos comunidades y naciones para abordar los desafíos ambientales de
manera colectiva y solidaria, entre otros aspectos. Los valores ambientales
tienen “…un carácter de naturaleza relevante sólo puede mostrarse por una
sucesión de incidentes y la sucesión misma debe ejemplificar ciertos modelos”
(MacIntyre, 1984, p. 159). También comprenden a las actitudes ambientales, las
cuales se expresan al momento que se toma una decisión o se ejecuta un
comportamiento en la vida cotidiana con base a la valoración de un objeto o
conocimiento; las actitudes ambientales se refieren a los sentimientos favorables
o desfavorables que se tienen acerca de alguna característica del medio físico
o hacia algún problema relacionado con este (Castro 2001) como lo es el cambio
climático.
La formación inicial de los docentes adquiere una especial importancia,
ya que la “alfabetización climática se vincula con las actitudes
-emocionales/afectivas, cognoscitivas y conductuales- y con la generación de
ideas que posibilitan reflejar dicha alfabetización en realidad educativa, como
mecanismo de adaptación y transformación” (Lopera Pérez y
Sobrino-Villagrá,2020, p. 82). Los docentes, ocupan un lugar especial en la
realidad educativa, que se concreta en las aulas de las escuelas, la formación
inicial de niños y jóvenes representa una oportunidad para el desarrollo de los
conocimientos, actitudes y valores que se requieren para lograr una mayor
alfabetización climática en la sociedad. En la alfabetización climática ocurre
un proceso de enseñanza-aprendizaje que permite la comprensión de la influencia
de las actividades humanas en el clima y del clima en las personas y la
sociedad (USGCRP, 2009).
Alrededor del cambio climático, no solo entran en juego las cuestiones
ambientales, en gran medida las dimensiones culturales, políticas y económicas
prevalecen como las de mayor influencia, es por ello que
a través de la alfabetización climática de los futuros profesores, es posible
incidir en la concienciación de la sociedad sobre las causas y efectos del
cambio climático.
Por otra parte de acuerdo a Monroe et al. (2017), un programa de
alfabetización climática eficaz toma en cuenta la importancia de a) ofrecer
información contextualizada, relevante y significativa para el alumnado,
empleando métodos de enseñanza activos y atractivos, por ejemplo, a través del
análisis de datos, juegos en línea, o el uso de simulaciones; b) participar en
debates deliberativos, por ejemplo, con la proyección de un vídeo corto
disparador y posterior debate; c) interactuar con científicos, programas
científicos y herramientas de análisis y visualización de datos científicos; d)
abordar los conceptos erróneos que se identifiquen en el alumnado; y e) poner
en marcha proyectos escolares o comunitarios, tales como el reciclado,
instalación de paneles solares, reducción del consumo eléctrico escolar y
plantación de árboles, en otros. Estas y otras estrategias pueden desarrollarse
en las escuelas de educación normal; con la formación que reciban los futuros
docentes, a su vez pueden trabajarlas en las comunidades donde desarrollarán
sus prácticas educativas.
Este enfoque es especialmente pertinente dado que los futuros docentes,
familiarizados con la comunicación digital y la tecnología, pueden utilizar
estos medios esenciales para la difusión de información en la sociedad
contemporánea. Además, al estar en una etapa de formación obligatoria, los
docentes en formación representan una audiencia accesible y receptiva para la
educación sobre el cambio climático, asegurando un impacto amplio y duradero en
la promoción de prácticas sostenibles entre las generaciones más jóvenes.
Una de las principales ventajas que poseen los docentes en formación es
el acceso privilegiado a la información. Es fundamental aprovechar su
familiaridad con la comunicación digital y la tecnología, dado que estos medios
son esenciales para la difusión de información en la sociedad actual. Esto no
solo fortalecerá su capacidad pedagógica, sino que también contribuirá a
generar un mayor compromiso con prácticas sostenibles.
Con el fin de preparar a los futuros educadores para enfrentar y enseñar
sobre los retos del cambio climático, se propone un programa de formación que
busca alfabetizar climáticamente a los docentes en formación. Siguiendo las
ideas de Paulo Freire, estas propuestas pretenden despertar la conciencia sobre
la situación socioambiental, superar limitaciones y afirmar la capacidad de
acción como co-creadores de un futuro sostenible. A
través de actividades clave como charlas, seminarios y dinámicas interactivas,
la incorporación de contenidos específicos sobre decrecimiento, resiliencia y
solidaridad en las aulas garantizará una formación integral y práctica para los
docentes.
CONCLUSIONES
La alfabetización tiene raíces profundas en los países de América del
Sur; por lo que la alfabetización climática, integrada en la formación inicial
docente, constituye una estrategia viable para fomentar la concienciación sobre
el cambio climático. Ante el desconcierto y en ocasiones el desinterés de los
medios de comunicación y de las instituciones escolares de los efectos del
cambio climático, la alfabetización climática representa una alternativa para
fomentar la concienciación climática en la sociedad. Esta concienciación, es
factible de lograr si se toman en cuenta la realidad social y natural en que se
desenvuelven las personas. Los futuros docentes de secundaria, al contar con
una alfabetización climática inclusiva y contextualizada pueden generar diversas
estrategias para lograr una reconstrucción creativa de los conocimientos,
actitudes y valores de sus estudiantes.
Las propuestas de alfabetización climática dirigidas a docentes en
formación no deben ser concebidas como un esfuerzo directo para salvar al
mundo. En su lugar, deben enfocarse en la comprensión de las complejas
problemáticas ambientales. Este enfoque demanda un pensamiento crítico que
facilite una comprensión integral de los contextos ambientales y sociales
actuales. De esta manera, se puede integrar el conocimiento y la acción,
comprendiendo que el cambio comienza con la comprensión y la reflexión, pero se
materializa a través de acciones informadas y comprometidas. Se trata de
orientar la formación inicial docente hacia los valores ambientales, fomentando
a través de la construcción de conocimientos compartidos sobre el
decrecimiento, la resiliencia comunitaria y la solidaridad.
Así, los formadores de docentes influyen en varios aspectos del
desarrollo de los estudiantes normalistas. El proceso de formación habrá de ser
más holístico e integral, y estar sustentado en una concepción del aprendizaje
que va más allá de lo cognitivo hacia un aprendizaje vivencial, contemplando
aspectos afectivos, emocionales y éticos, contribuyendo a la inclusión del
análisis y discusión de los diversos problemas ambientales. Además de impartir
conocimientos académicos, pueden fomentar la concienciación ambiental,
estimular la investigación y orientar a los futuros docentes a incorporar los
propósitos de la educación ambiental en su práctica profesional. Esta
influencia puede extenderse más allá del aula, contribuyendo a un aprendizaje
activo y al desarrollo de valores de solidaridad, cooperación, equidad y
justicia ambiental. La alfabetización climática puede contribuir a que los
jóvenes aprendan a vivir con lo necesario favoreciendo el decrecimiento de las
economías, replanteándose la necesidad de transformar las formas de convivencia
y estilos de vida. Ello implica la toma de conciencia de la finitud de los
bienes naturales, y que los efectos del cambio climático son determinantes en
el empobrecimiento de los ecosistemas, la biodiversidad y los sistemas humanos.
REFERENCIAS
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